Determinantes Socio-Contextuales de los Estilos de Crianza


University of California, Davis, EE.UU.
, Ed. rev. (Inglés). Traducción: julio 2017

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Introducción

Por tradición, quienes estudian socialización han encaminado sus principales energías primarias hacia la comprensión a través de los procesos a través de los cuales las estrategias y los comportamientos parentales influyen en la crianza de sus hijos(as) y en su posterior desarrollo. Hay innumerables de evidencias, que en un su mayoría son correlacionales (aunque algunas experimentales) las que ponen en relevancia las prácticas parentales y que generalmente promueven el bienestar infantil. En los(as) niños(as) pequeños(as) e infantes, éstos toman un estilo receptivo- sensible, que es reconocido por reforzar la seguridad del apego1 y las relaciones padre/madre-niño(a), recíprocamente positivas, que promueven por sí mismas la cooperación del(a) niño(a), la obediencia y el desarrollo de la conciencia.2 Desde la edad preescolar hasta la adolescencia, el estilo parental autoritario (versus negligente) que combina altos niveles de calidez y aceptación con un control firme, y límites claros y consistentes, fomenta la orientación prosocial, los esfuerzos por los logros y las relaciones positivas entre pares.3,4,5 A lo largo de la infancia y la adolescencia, entonces, los padres y las madres tratan con sus hijos(as) como individuo, respetando las necesidades de autonomía apropiadas a sus etapas de desarrollo, y que no es psicológicamente intrusiva/manipuladora o duramente coercitiva, contribuye al desarrollo de los tipos de resultados psicológicos y conductuales valorados en el mundo occidental.

Pregunta de la investigación

El hecho de que no todos los padres y madres sean parte de estos procesos de crianza que promueven el crecimiento, hace plantearse una pregunta fundamental: ¿Por qué los padres y las madres ejercen su rol de la manera en que lo hacen? Mientras que los primeros trabajos sobre esta temática enfatizaron el estatus socioeconómico parental y la forma de su propia crianza (maltrato), el trabajo posterior, guiado principalmente por el modelo de los determinantes de Belsky,6 se destaca los factores socio-contextuales y las fuerzas que dan forma al estilo de crianza.7 Estos incluyen (a) los atributos de los(as) niños(as); (b) la historia del desarrollo de los padres y las madres con su propio perfil  psicológico y;  (c) el contexto social más amplio en el cual los padres y las madres en la relación con sus hijos(as)

Resultados de la investigación

Prácticamente todo el trabajo a ser considerado deriva de estudios correlacionales (y algunas veces longitudinales) que relacionan algún determinante putativo con alguna característica algún estilo de  crianza. Como tales, la mayor parte del trabajo no puede explicar el hecho de que la forma de criar, como el funcionamiento del comportamiento, es heredable en sí mismo.8,9 Por lo tanto, los hallazgos que se resumen se vinculan a los "determinantes" socio-contextuales y los "resultados" parentales aclarando los procesos causales, en lugar de confirmarlos.

Características de los(as) niños(as)

Durante mucho tiempo se ha presumido que la dificultad de manejar a los(as) niños(as) demandantes, negativamente emocionales y exigentes no sólo son más proclives a desarrollar problemas de conducta, especialmente de variación externalizada, sino que lo hacen debido al estilo de crianza hostil-invasiva o incluso desinteresado- indiferente que ellos mismos evocan. En varias investigaciones se vinculan la negatividad/dificultad del(a) niño(a) o infante con menos apoyo o con estilos de crianza problemáticos10,11 la mayor emotividad positiva con estilos de crianza receptivos- sensibles,11 la conducta pro social12,13 y la competencia social.14 Pike et al.15 encontraron, de hecho, que adolescentes con mayor agresividad, negatividad, irritabilidad recibieron una crianza más negativa, incluso tras considerar la heredabilidad. Estos resultados están en la línea de los experimentos que manipulan los comportamientos de los niños para investigar su efecto causal en los estilos de crianza.16 Es importante, considerar que los esfuerzos experimentales para documentar los reales efectos causales no se han llevado a cabo con el comportamiento positivo infantil. Sin embargo, esto no quiere decir que la variación de los estilos de crianza es exclusivamente -o incluso primordialmente- en función del temperamento/ comportamiento infantil, sólo se hace una contribución, especialmente cuando se considera en el contexto de otras fuentes de influencia.7

Características de los padres y las madres

Las investigaciones sobre la etiología del maltrato infantil hicieron resaltar el rol del historial del estilo de crianza en la propia formación. Lo que ha quedado claro, no obstante, es que la transmisión intergeneracional de la parentalidad, ya sea de maltrato, o estimulador del desarrollo no es, de ninguna manera, inevitable.77,17,18 Sin embargo, en lo principal, tanto el estilo de crianza rudo19,20,21,22 como el  apoyador16,17 tienden a transmitirse por la vía generacional, ya sea a través de la madre, o del padre, o de ambos. 

Los atributos psicológicos de los padres también influyen en la forma en que los padres  manejan a sus hijos.26 En efecto, un meta- análisis de 30 estudios centrados en las cinco grandes características de la personalidad de casi 6.000 pares padre/madre-hijo(a), reveló que los niveles superiores de extraversión, amabilidad, conciencia y apertura en la experiencia y los niveles más bajos de neuroticismo estaban relacionados con un mayor control de la conducta y calidez parental, mientras que los niveles más altos de aceptación y los niveles más bajos de neuroticismo estaban relacionados con la provisión de más apoyo para la autonomía;27 resultados algo similares emergieron en un metanálisis relacionado que también examinó la influencia de los problemas psicológicos parentales sobre la crianza.28

Hay razones para creer que estas características de personalidad moldean a los estilos de crianza al influenciar las emociones que los padres experimentan y/o las explicaciones que se formulan sobre las causas de la conducta del niño (por ejemplo, el llanto es causado ya sea por el cansancio o por el deseo de manipular a los padres).7,29 La posibilidad de que estos procesos sean a la vez un producto de cómo los padres fueron criados también debe ser considerada.6,30

El contexto social: Relaciones conyugales/de pareja  

La evidencia que remonta al menos a la década los años 1930, vinculando los matrimonios conflictivos a los trastornos de conducta infantil condujeron a la hipótesis de que mientras una parte de la asociación entre los procesos conyugales y el funcionamiento infantil es directa y no está mediada por el estilo de crianza,31 otra parte de esa asociación es el resultado del efecto del matrimonio sobre la crianza.6,32,33,34 

Una forma en que los matrimonios afectan al estilo de crianza involucra las emociones, sean positivas o negativas, desbordándose de una relación para afectar a la otra.10 Algunos mecanismos de compensación también parecen estar funcionando en algunas familias, cuando los problemas en el matrimonio fomentan estilos de crianza más sensibles e involucrados.35 En algunos casos esto probablemente refleje los esfuerzos para proteger a los niños del estrés conyugal,36 pero en otros puede reflejar un enredo inadecuado desde el punto de vista del desarrollo, mediante el cual los adultos utilizan las relaciones padres-hijos para satisfacer las necesidades emocionales que no logran satisfacer en su relación conyugal.37 La ira en el matrimonio también puede fomentar un distanciamiento parental,38 algo que los niños pueden percibir como rechazo. Pero también ocurre que el distanciamiento de uno de los esposos del conflicto conyugal pueda engendrar un estilo parental hostil e intrusivo.38,39,40 El hecho que los vínculos parentales-conyugales sean tan diversos probablemente explique la razón por la cual las correlaciones parentales-conyugales simples no siempre sean tan sólidas como podría esperarse.23,36

Conclusión 

Casi 25 años atrás, Belsky6 argumentó que el estilo de crianza está determinado por múltiples factores y fuerzas, y que la debilidad o la fuerza de cualquiera de alguno, está lejos de determinar el comportamiento parental, ya que la contribución positiva de este último amortigua el efecto del primero. Consecuentemente, lo más importante para entender por qué los padres y las madres tenían ese estilo de crianza, era la acumulación de estrés o apoyo, o en la terminología de la psicopatología del desarrollo, los factores de protección y riesgo.41 Por eso, mientras la evidencia citada llama la atención de algunos determinantes parentales socio- contextuales, estos necesitan ser considerados en “el contexto”, es decir, en el contexto de otros determinantes, de los cuales sólo algunos han sido discutidos

De igual forma, las nuevas teorías e investigaciones advierten contra la interpretación de los hallazgos abreviados aquí y las conclusiones generales sobre las fuerzas sociales y contextuales que configuran el comportamiento parental. Y esto se debe a que la teoría de la susceptibilidad diferencial, junto con evidencia siempre emergente consistente con ella, estipula que las personas varían en su susceptibilidad ante los efectos ambientales.42,43,44 Lo que esto implica con respecto a los determinantes de la crianza es que no todos los padres y las madres, se verán igualmente afectados por las características de sus hijos(as) y/o la relación conyugal/pareja y otros factores. Tal vez, la evidencia más convincente en este sentido proviene de la investigación holandesa, que indica que los efectos anticipados de las molestias diarias en la crianza sensible eran más pronunciados en los padres y las madres con una combinación de genes que conduce al funcionamiento del sistema dopaminérgico menos eficiente (COMT val / val o val / met , DRD4-7 Repetido). De hecho, en consonancia con la hipótesis de susceptibilidad diferencial junto a las molestias diarias se asociaron menos a la crianza sensible, mientras que los niveles más bajos de molestias diarias se asociaron más a crianzas sensibles, pero sólo entre los padres y las madres, no quienes están fuera de este perfil genético.45 En general, una implicación de esta observación y el pensamiento de susceptibilidad diferencial es que en las pruebas citadas destacan los efectos del comportamiento infantil y las relaciones entre el matrimonio y la pareja sobre la crianza, probablemente sobre los efectos de la autoestima, ya que no toma en cuenta la variación en la susceptibilidad por parte de los padres y las madres. Por lo tanto, la investigación sobreestima los efectos en el caso de los menos susceptibles y los subestima para aquellos más susceptibles, lo que implica claramente que el trabajo debe considerar la variación de la susceptibilidad para mejorar los determinantes de la crianza.

Implicancias

La implicación más importante de la noción de que la crianza, es que no debe haber una sola manera de promover los estilos de crianza que fomentan el crecimiento, especialmente entre quienes se muestran altamente susceptibles a la regulación contextual de su crianza. En algunos casos, la mejor manera puede ser promover relaciones conyugales, en otros puede ser la forma de cómo los padres y las madres piensan acerca de las causas de la conducta infantil e incluso puede ser que los padres y las madres puedan regular mejor sus emociones negativas. Por supuesto, si se realiza adecuadamente, no hay razón para no apuntar a múltiples vías de influencia potencial.

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Para citar este artículo:

Belsky J. Determinantes Socio-Contextuales de los Estilos de Crianza. En: Tremblay RE, Boivin M, Peters RDeV, eds. Tremblay RE, ed. tema. Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia [en línea]. https://www.enciclopedia-infantes.com/habilidades-parentales/segun-los-expertos/determinantes-socio-contextuales-de-los-estilos-de-crianza. Actualizado: Diciembre 2014 (Inglés). Consultado el 12 de octubre de 2024.

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