El papel de las escuelas en la socialización temprana sobre las diferencias de géneros


1,2University of Texas at Austin, EE.UU., 3University of California Santa Cruz, EE.UU.

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Introducción

El interrogante de cómo surgen las diferencias de géneros es un tópico fundamental en psicología. Los expertos coinciden en que la naturaleza (es decir, la biología) y la crianza (es decir, el entorno) actúan juntas de maneras recíprocamente causales e interactivas para producir diferencias de géneros.1 Se sabe que las experiencias ofrecidas a niños y niñas dentro de las escuelas afectan la diferenciación de géneros directamente, mediante  la facilitación de prácticas de habilidades, diferenciales y de refuerzo2 (siendo diferentes para las niñas con respecto a los niños), e indirectamente, mediante la facilitación de aportes que llevan a los niños a socializarse activamente a lo largo de caminos diferenciados por género.3

Tema

Las escuelas son contextos mayores para la socialización de género, en parte porque los infantes pasan una gran cantidad de tiempo ocupados con sus pares en tales entornos.4 Para casi todos los rasgos psicológicos en los cuales los niños y niñas de corta edad difieren (por ejemplo,  capacidad de lectura, preferencias de juegos), la distribución de los dos grupos se traslapa. Las escuelas pueden ampliar o disminuir las diferencias de géneros proporcionando entornos que promuevan la similitud dentro  del mismo sexo y las diferencias entre los sexos, o a la inversa (variabilidad dentro de un mismo sexo y similitud entre los sexos).

Problemática

Las escuelas afectan la diferenciación de géneros a través de dos fuentes primarias: los docentes y los pares. Los docentes y los pares influyen directamente en la diferenciación de géneros proporcionando a los muchachos y muchachas distintas oportunidades de aprendizaje y retroalimentación, Los docentes y los pares son también fuentes de aprendizaje acerca del género. Los docentes presentan materiales curriculares que contienen comportamientos estereotipados en cuanto a los géneros, y los pares exhiben en consecuencia actitudes y comportamientos estereotipados en cuanto a los géneros. Los infantes  internalizan esos estereotipos y prejuicios de géneros, que a su turno guían sus propias preferencias y comportamientos.1

Contexto de la investigación

Los psicólogos han documentado  las maneras en las cuales la escolaridad contribuye a las diferencias de géneros  a través de (a) entrevistas con el personal de las escuelas y con los estudiantes, (b) observaciones naturalistas de docentes y estudiantes, y (c) estudios experimentales de las condiciones en el salón de clases. Los estudios de observación  les permiten a los investigadores examinar diferencias, actitudes y comportamientos de génerosa los largo de una amplia gama de tipos de escuelas. Los estudios experimentales permiten la identificación de las causas escolares en las diferencias de géneros.

Preguntas claves de la investigación

¿Cómo contribuyen los docentes a las diferencias de género?

Muchos educadores aprueban estereotipos culturales de género (por ejemplo, la matemática es más fácil para los niños que para las niñas) y prejuicios (muestran preferencias hacia individuos del mismo género).5 Estos sesgos pueden ser explícitos (por ejemplo, aprobados conscientemente) o implícitos (sustentado inconscientemente), y tienen influencias sobre los comportamientos de los docentes en el salón de clase.

Los estereotipos y prejuicios de géneros de los docentes dan forma a su comportamiento en el salón de al menos tres maneras. La primera, los docentes ofrecen frecuentemente un modelo de comportamiento estereotipado por género. Las docentes, por ejemplo, muestran frecuentemente comportamientos “fóbicos hacia la matemática”.6 La segunda, los docentes frecuentemente muestran expectativas diferentes  con respecto a los  hombres y las mujeres (por ejemplo, en la creación de “talleres de disfraces” y de “construcción” y la aceptación –incluso la facilitación- de hacer usos diferenciados según el género).7 La tercera, los docentes facilitan los sesgos de género en los infantes, catalogando el género como importante y usándolo para clasificar y organizar a los estudiantes.8 En un estudio, se les solicitó a los docentes que usaran el género para clasificar a los infantes y para organizar las actividades de clase mediante, por ejemplo, saludar a los infantes con un “Buenos días, niños y niñas” y pidiendo a los infantes que hagan la fila  según el género. Al mismo tiempo, otros docentes ignoraban  el género de los infantes.  Los infantes de corta edad cuyos docentes clasificaron y usaron el género mostraron mayores niveles de estereotipos  de género que sus pares.9 La clasificación y el uso de géneros por los docentes de preescolar aumentan los estereotipos de género de sus alumnos y evitan los encuentros entre compañeros de juego de diferentes géneros o sexos.10

¿Cómo contribuyen los pares a las diferencias de género?

Como los docentes, los pares contribuyen a la socialización de diferencia de géneros por múltiples caminos. Al comenzar la escuela, los infantes se encuentran con un gran número de pares, muchos de los cuales modelan comportamientos de género tradicional, produciendo y reforzando el contenido de estereotipos de género.

Además, las escuelas están caracterizadas por la segregación de género. Cuando hay muchos pares disponibles, los infantes tienden a seleccionar compañeros de juego de mismo sexo.11 La segregación de los infantes por género, a su turno, afecta sus experiencias de juego, llevándolos a pasar más tiempo en juegos estereotipados.12 Por otro lado, la segregación por género predice la conformidad futura de los niños con respecto a los estereotipos de género. Después de observar a los preescolares durante seis meses, los investigadores descubrieron que, mientras más aumenta la cantidad de tiempo que los infantes pasan jugando con pares del menos sexo,  más el comportamiento de los infantes se vuelve estereotipado con respecto al género.11

Los pares también contribuyen a la diferenciación entre géneros enseñando estereotipos a sus compañeros de clase (por ejemplo, “El cabello corto es para niños, no niñas”) y castigándolos con acoso verbal y agresión física por no conformarse con los estereotipos.7 Lo que es más importante, los programas de intervención pueden enseñar a los infantes de corta edad a reconocer y desafiar las observaciones sexistas de sus pares (por ejemplo, “¡usted no puede decir que las niñas no pueden jugar!”).13

Brechas de la investigación

No se comprenden bien muchos de los procesos de socialización que conducen a los resultados diferenciados por género, incluyendo la segregación por género. Además, se necesita más trabajo para identificar medios efectivos para prevenir y minimizar actitudes y comportamientos sesgados por género. También se necesita más investigación para documentar las experiencias de los infantes que no se pliegan a los papeles tradicionales de género (por ejemplo, los infantes con padres del mismo sexo o que son personas transgénero).

Conclusiones

Las escuelas son contextos importantes para la socialización de las actitudes y el comportamiento de género de los infantes de corta edad. Los docentes y los compañeros de clase dan forma a las actitudes de los infantes con respecto al género y, a su turno, a las diferencias de género  en cognición y comportamiento. Desafortunadamente, los docentes reciben relativamente poca capacitación en reconocimiento y combate de estereotipos y prejuicios de género –sus propios y aquellos de otros- y, como consecuencia, los docentes frecuentemente modelan, esperan, refuerzan y sientan las bases para la diferenciación de géneros entre sus alumnos. Así, la mayoría de escuelas crean y mantienen –en vez de contrarrestar- estereotipos, prejuicios y diferencias tradicionales relacionados con los mismos estereotipos.14 Sin embargo, los educadores que adoptan un compromiso con el igualitarismo  y promueven de este modo interacciones entre los géneros, exponen a los alumnos a modelos anti-estereotipados; la discusión y la enseñanza de desafíos para contrarrestar el estereotipo de género y el acoso, optimizan los resultados con respecto  al desarrollo de sus alumnos.

Implicaciones para los padres, los servicios y las políticas

Los responsables de la formulación de políticas educativas deben resistirse a la creación de contextos educativos de segregación por género (por ejemplo, escuelas de un solo sexo) y en cambio deben buscar mejorar la promoción  de escuelas de coeducación en favor de actitudes y comportamientos igualitarios de género.15 Los docentes necesitan capacitación para reconocer sus propios prejuicios explícitos e implícitos y cómo estos prejuicios afectan sus comportamientos en el salón de clase. Además, los docentes deberían recibir capacitación explícita para confrontar  prejuicios de los infantes, para que reduzcan el control o acoso hacia sus pares en cuanto a normatividad de género.16 Los padres deberían buscar que sus hijos frecuenten entornos educativos que integren los géneros y en los cuales los currículos enseñen y desafíen los prejuicios y la desigualdad de los géneros.17

Referencias

  1. Blakemore JEO, Berenbaum, SA, Liben LS. Gender development. New York: Taylor & Francis ; 2009
  2. Leaper C, Bigler RS. Gender. In Underwood MK, Rosen LH, eds. Social development: Relationships in infancy, childhood, and adolescence. New York: Guildford Press; 2011
  3. Liben LS, Bigler RS. The developmental course of gender differentiation: Conceptualizing, measuring, and evaluating constructs and pathways. Monographs of the Society for Research in Child Development. 2002;67(2):vii-147.
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  6. Beilock SL, Gunderson EA, Ramirez G, Levine SC. Female teachers’ math anxiety affects girls’ math achievement. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. 2010;107(5):1860-1863. doi:http://dx.doi.org/10.1073/pnas.0910967107.
  7. Thorne B. Gender play: Girls and boys in school. New Jersey: Rutgers University Press; 1993.
  8. Bigler RS, Liben LS. A developmental intergroup theory of social stereotypes and prejudice. San Diego, CA: Elsevier Academic Press; 2006:39-89.
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  11. Martin CL, Fabes RA. The stability and consequences of same-sex peer interactions. Developmental Psychology. 2001;37(3):431-446.
  12. Goble P, Martin CL, Hanish LD, Fabes RA. Children’s gender-typed activity choices across preschool social contexts. Sex Roles. 2012;67(7-8):435-451. doi: http://dx.doi.org/10.1007/s11199-012-0176-9.
  13. Lamb LM, Bigler RS, Liben LS, Green VA. Teaching children to confront peers’ sexist remarks: Implications for theories of gender development and educational practice. Sex Roles. 2009;61:361-382.
  14. Stromquist NP. The gender socialization process in schools: A cross-national comparison. Paper commissioned for the EFA Global Monitoring Report 2008, Education for All by 2015: Will We Make It? New York: UNESCO; 2007.
  15. Halpern D, Eliot L, Bigler RS, Fabes RA, Hanish LD, Hyde J, Liben LS, Martin CL. The pseudoscience of single-sex schooling. Science. 2011;333(6050):1706-1707.
  16. Bryan J. From the dress-up corner to the senior prom: Navigating gender and sexuality diversity in preK-12 schools. Lanham, MD: Rowman & Littlefield Education; 2012.
  17. Moss P. Not true! Gender doesn’t limit you!  Teaching Tolerance Magazine. 2007;32. Available at: http://www.tolerance.org/print/magazine/number-32-fall-2007/feature/not….

Para citar este artículo:

Bigler R, Hayes AR, Hamilton V. El papel de las escuelas en la socialización temprana sobre las diferencias de géneros. En: Tremblay RE, Boivin M, Peters RDeV, eds. Martin CL, ed. tema. Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia [en línea]. https://www.enciclopedia-infantes.com/genero-socializacion-temprana/segun-los-expertos/el-papel-de-las-escuelas-en-la-socializacion. Publicado: Diciembre 2013 (Inglés). Consultado el 12 de octubre de 2024.

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