Los servicios en la primera infancia y su impacto en los niños pequeños


Birkbeck University of London, Reino Unido
, 2a ed. rev. (Inglés). Traduccíon: mayo 2017

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Introducción

Aunque algunos expertos contemporáneas en desarrollo infantil ven como un período “crítico”  los dos primeros años de vida, en el cual se determina el desarrollo futuro, aún sigue siendo considerado por muchas personas como un período “sensible”, en que se establecen por primera vez las trayectorias. Esto es porque, el desarrollo de las trayectorias puede ser auto-sostenible (y son quizás no modificables), las experiencias que dan forma al desarrollo temprano tienen importantes ramificaciones tanto para la ciencia, como la política social. En particular, muchas personas creen que las experiencias de educación temprana desempeñan un papel importante en la conformación de las primeras trayectorias del desarrollo, incluyendo las experiencias no maternales, del cuidado infantil.1

Materia

En las últimas tres décadas, en los Estados Unidos se han experimentado importantes cambios educacionales en los (as) niños (as). En parte, esta transformación se debe a los cambios de los roles que actualmente las mujeres desempeñan en la sociedad, especialmente en el trabajo materno en una etapa temprana de la vida de los (as) niños(as). Hoy en día, la mayoría de las madres en los Estados Unidos vuelven a trabajar antes de que su hijo(a) cumpla un año de vida. Al final del siglo XX, el 58% de todas las mujeres con hijos(as) menores de un año eran parte de la fuerza laboral.2 Las tasas comparables en 1970 y 1985 se situaron en 27% y 26% respectivamente.3 Por consiguiente, el cuidado no maternal iniciado en el primer año de vida se ha convertido en la norma para una gran cantidad de niños(as) y sus familias. 

Contexto de la investigación

Mucho debate ha rodeado lo que podría ser considerado como una cuestión fundamental de la edad moderna: ¿Cómo afecta al desarrollo temprano del(a) niño(a) no tener la experiencia del cuidado materno-infantil? Se ha avanzado en varios puntos de vista, con diferentes grados de soporte empírico.4-5 Uno de los puntos de vista, es que debido a que el desarrollo está conformado en gran parte por los genes más que por la experiencia, los efectos del cuidados no maternos, como los efectos de los cuidados prestados por las madres, serían más bien mínimos una vez que se haya proporcionado un umbral básico de cuidado que sea “suficientemente bueno”.6-7 En otros puntos de vista, se señala que cuando los(as) niños(as) pasan una gran cantidad de tiempo sin los cuidados parentales durante los primeros años de vida, pueden tener más probabilidades de desarrollar apegos inseguros con sus padres/madres y mostrar aumentos, aunque de ninguna manera clínico, en los niveles de problemas de externalización del comportamiento (por ejemplo, agresión y desobediencia).8-10

Sin embargo, otros afirman que no es la cantidad de atención regularmente acordada a los niños lo que afecta su desarrollo, sino la calidad de la atención, es decir que los proveedores de atención no materna estén atentos, estimulantes y sepan satisfacer adecuadamente las necesidades de los infantes.11-13

Por último, algunos creen que los beneficios de los cuidados no maternos para el desarrollo infantil, especialmente en la atención de alta calidad, benefician más ampliamente a los niños de familias en situación de riesgo (por ejemplo, las familias de bajos ingresos, bajo nivel de educación).14

Desafíos

Por una variedad de razones, no ha sido posible evaluar estas perspectivas alternativas, la mayoría de las cuales tienen que ver con limitaciones en la literatura de la investigación disponible. Para responder preguntas sobre los efectos de la experiencia temprana, se asignan los(as) niños(as) aleatoriamente a diferentes condiciones de crianza. Aunque, esta estrategia es virtualmente imposible de implementar, ya que pocos(as) padres/madres estarían de acuerdo en colocar a sus hijos(as) con una persona cuidadora no calificada durante 40 horas a la semana a principios del primer año de vida, en nombre de la ciencia. La alternativa ha sido estudiar las variaciones naturales de las experiencias de cuidado infantil y determinar cómo tales experiencias se relacionan con las diferencias individuales en el funcionamiento de los(as) niños(as). Dado que los(as) niños(as) que reciben cuidado no materno de varios grados, diversa calidad o diferentes tipos, a menudo provienen de familias con características diferentes, las personas que investigan deben tratar de controlar estas diferencias preexistentes antes de poder inferir efectos del cuidado infantil. Tales controles no siempre se han aplicado, o sólo se han considerado en una medida limitada. Además, pocos estudios han examinado simultáneamente las múltiples características del cuidado infantil, ya que la mayoría se centran en la calidad o el tipo de cuidado, sin tener en cuenta cuestiones tales como, la cantidad del cuidado prestado o la edad de ingreso en la asistencia.10

Resultados de recientes investigaciones

Frente a estos desafíos y a los límites de las investigaciones anteriores, a principios de la década de 1990, el gobierno estadounidense inició el estudio más amplio y extenso de los efectos de los cuidados no maternos a los(as) niños(as) que se haya llevado a cabo, Estudio llamado Cuidado Infantil Temprano del National Institute of Child Health and Human Development  -NICHD- (NICHD – Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano- una agencia de financiamiento gubernamental). Las familias de más de 1.300 niños(as) (menores de un mes) provenientes de 10 diferentes lugares (aunque no representativos de la población de Estados Unidos) fueron reclutados en un estudio intensivo de experiencias de cuidados de niños(as) no maternos. Se realizaron extensas evaluaciones de las características de las familias, de modo que los factores familiares que pudieran generan diferencias entre los(as) niños(as) lograran ser controlados estadísticamente antes de estimar los efectos del cuidado infantil. También se realizaron evaluaciones observacionales repetidas y extensas de la calidad del cuidado infantil, que se realizaron cuando los(as) niños(as) tenían 6, 15, 24, 36 y 54 meses, junto con evaluaciones del desarrollo socioemocional y cognitivo de los(as) niños(as) en estas edades y en sus años de primaria. Por otra parte, la cantidad de tiempo dedicado al cuidado y el tipo experimentado se midieron de forma repetida. Este diseño de investigación permitió al Estudio NICHD superar los debates simplistas sobre si el cuidado infantil en edad temprana es bueno o malo para los(as) niños(as), para elucidar las condiciones bajo las cuales el cuidado infantil mejoró o socavó diversos aspectos del desarrollo.15

Los resultados hasta la fecha revelan:

  1. Que los(as) niños(as) tienen más exposición a desarrollar apego inseguro a sus madres a los 15 meses de edad, cuando experimentan más de 10 horas de cuidado por semana en el primer año de vida, o en más de un  servicio de cuidados en este primer año, o en un  servicio de baja calidad y cuando la sensibilidad materna sea baja;16 cuando el apego se mide nuevamente a los 36 meses, aunque sea sólo la cantidad de tiempo que pase en los jardines infantiles a los tres años (es decir, >10 horas) continua en predecir tasas elevadas de apego inseguro (cuando coincide con bajos niveles de sensibilidad materna);17
  2. Que los patrones de interacción madre –hijo(a) desde los 6 a los 36 meses son algo menos armoniosos, cuando los(as) niños(as) pasan más tiempo en cualquier tipo de jardín infantil (independientemente de su calidad), y que lo mismo es cierto, aunque aún en menor proporción, cuando los(as) niños(as) experimentan servicios de cuidado infantil de baja calidad en comparación  con los de calidad superior;17 cuando se sigue la interacción madre – hijo(a) durante el primer año, el hecho de pasar más tiempo en el jardín infantil durante los primeros 54 meses de vida continúa siendo un predictor de patrones menos armoniosos de la interacción madre- hijo(a), para las personas de origen caucásico y algo más armoniosas para los patrones de interacción en el caso de  las personas afroamericanas;18
  3. Que los(as) niños(as) muestren niveles de problemas más altos de externalización (según lo informado por personas cuidadoras, madres y/o profesorado) cuando pasan más tiempo en el jardín infantil durante sus primeros dos años, o 4 ½ años de vida, independientemente de la calidad del jardín;  esto es cierto cuando la conducta problemática se mide a los 2 años, a los 54 meses, en el jardín de infantes y en el primer grado;19,20 este efecto ya no es evidente, sin embargo, cuando los(as) niños(as) están en tercer grado, alrededor de la edad de ocho años, si bien es cierto que más tiempo en el jardín infantil a través de los primeros 54 meses de vida es un predictor de menor competencia social y pobre rendimiento escolar según lo reportado  por el(a) maestro.21
  4. Que los(as) niños(as) que pasan más tiempo en jardines infantiles también manifiestan evidencia de niveles más altos de conducta problemática, incluso después de tener en cuenta el tiempo dedicado en cualquier tipo de servicio o de jardín infantil, esto es así hasta sexto;20,21,22
  5. Que los(as) niños(as) que pasaron más tiempo en cualquier tipo de cuidado infantil no familiar (es decir, no sólo centros de cuidado) tuvieron más impulsos y tenían comportamientos de mayor riesgo a los 15 años, según los informes de los mismos adolescentes;23
  6. Que los(as) niños(as) que benefician de un nivel de cuidado infantil más alto,  en lugar de una atención de calidad inferior, muestran niveles más altos de funcionamiento cognitivo- lingüístico a los dos, tres, cuatro y cinco años.21,24-27
  7. Que los(as) niños(as) que benefician de un nivel más alto de cuidado infantil en lugar de uno de calidad inferior, reciben un puntaje más alto en los logros académicos aprobados a los 15 años, extendiendo los efectos discernidos a lo largo de los años de la escuela primaria, y también obtuvieron niveles más bajos en los problemas de externalización, de acuerdo a las declaraciones de los mismos adolescentes.23

También es importante destacar los resultados de un reciente estudio canadiense a gran escala, que se basó exclusivamente en los informes maternos y encontró que (sólo) en el caso de los(as) hijos(as) de madres con bajos niveles educativos (ausencia de la educación secundaria) la experiencia del no cuidado materno (sobre todo centrada en el hogar) en los primeros 2,5 años (y especialmente en los primeros 9 meses) redujo el riesgo de que los(as) niños(as) fueran muy agresivos durante sus primeros 5 años de vida.28 Este resultado es consistente con otros estudios,14 aunque no con los datos del estudio a gran escala del NICHD,29 muestra que el cuidado no materno se asocia a veces con mejores resultados de desarrollo entre los(as) niños(as) de alto riesgo.

Conclusiones

En algunos aspectos, todas las perspectivas aparentemente concurrentes que se mencionaron en relación a la temática de los efectos del cuidado infantil han sido apoyadas en el Estudio NICHD y la investigación relacionada.1,5,10 En primer lugar, el promedio de niños(as) en un centro de cuidado no parental durante largas horas parece estar asociado con algún riesgo de desarrollo (modesto), especialmente con respecto a la relación madre-hijo(a) (a través del primer año  para niños(as) caucásicos(as)) comportamiento problemático (hasta primer año ),con la competencia social y los hábitos académicos de trabajo (por tercer grado), y en la adolescencia con la impulsividad y exaltación por los riesgos, y tales resultados adversos no son meramente subproductos de un cuidado infantil de baja calidad. 

En segundo lugar, hay evidencia al menos en algunos trabajos que para los(as) niños(as) de familias en riesgo, el cuidado infantil no parental funciona como un factor de protección, reduciendo la probabilidad de resultados problemáticos que se esperan (por ejemplo, niveles de agresión atípicamente  elevados). 

En tercer lugar, de acuerdo con más de dos décadas de investigación, el desarrollo cognitivo-lingüístico parece ser (algo) mejorado por el cuidado infantil alta calidad. Aunque, en cuarto lugar, en ningún caso estos efectos del cuidado infantil están relacionados con una gran amplitud al tipo de atención (Por ejemplo, el cuidado prodigado por el centro, asociado ellocon una mayor competencia cognitivo-lingüística y al aumento de comportamiento problemático). De hecho, tales efectos a menudo son empequeñecidos por los efectos de factores y procesos familiares (por ejemplo, ingresos, sensibilidad materna, depresión materna, presencia paterna)

Implicaciones para las políticas y los servicios

El hecho que un número creciente de niños(as) pareciera estar usando más y más tiempo los servicios de atención a la primera infancia y a una edad cada vez menor, los cuales son a menudo de calidad cuestionable, sugieren efectos en el cuidado, la cantidad y el tipo cuidado infantil, efectos que son modestos en magnitud y por tanto no debiera ser reducido.26 Después de todo, pequeños efectos sobre muchos(as) niños(as) (positivos o negativos) pueden tener una consecuencia social mayor, que grandes efectos en sólo pocos(as) niños(as).27 Dicho esto, los efectos modestos detectados del cuidado infantil en el Estudio NICHD y otras investigaciones, no pueden conducir a recomendaciones inmediatas para cualquier familia o niños(as) que estén luchando con las decisiones de crianza y cuidado de los(as) niños(as). Sin embargo, desde el punto de vista de la política pública, los resultados del estudio del NICHD, junto con los de los otros estudios, sirven de base para recomendar:

  1. Que se extienda la licencia maternal/paternal (y preferentemente se pague) para que coincida con la duración que proveen algunos países escandinavos;
  2. Que la políticas fiscales apoyen a las familias que crían a sus bebes y niños(as) caminantes para que madres/padres puedan adoptar medidas de crianza que consideren más apropiadas para sus hijos(as), reduciendo así la coerción económica que empuja a muchos(as) a dejar el cuidado de sus hijos(as) en manos de otras personas, en contra de  sus deseos; 
  3. Que dado los claros beneficios de un cuidado de alta calidad, se requieren más de estos servicios. De hecho, todas estas recomendaciones podrían ser justificadas sólo por razones humanitarias.10

AGRADECIMIENTOS: La preparación de este documento fue respaldada por un acuerdo de cooperación con el U.S. National Institute of Child Health and Human Development (Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de los Estados Unidos)(U10-HD25420). El autor desea expresar su agradecimiento a todas las personas investigadoras que colaboran en el NICHD Study of Early Child Care (Estudio sobre el cuidado infantil temprano). 

Referencias

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Para citar este artículo:

Belsky J. Los servicios en la primera infancia y su impacto en los niños pequeños. En: Tremblay RE, Boivin M, Peters RDeV, eds. Bennett J, ed. tema. Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia [en línea]. https://www.enciclopedia-infantes.com/cuidado-infantil-educacion-y-cuidado-en-la-primera-infancia/segun-los-expertos/los-servicios-en-la. Actualizado: Febrero 2011 (Inglés). Consultado el 19 de abril de 2024.

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