Es importante entender los factores genéticos y ambientales que pueden influir en el éxito escolar, desde la concepción. También es importante documentar el impacto de los programas preescolares sobre el desempeño académico futuro de un niño y sobre las mejores prácticas para fomentar el éxito y la realización escolar. Este tema abarca todos estos aspectos.

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Síntesis

Editor del Tema: Frank Vitaro, PhD, Université de Montréal, Canadá

Tema patrocinado por:

Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI)

¿Por qué es importante?

La finalización de la escuela tiene implicaciones para toda la vida, y es especialmente crucial en las sociedades industrializadas que dependen en gran medida de una fuerza de trabajo educada. En Canadá, aproximadamente uno de cada cinco estudiantes todavía no ha recibido su diploma de escuela secundaria en la edad adulta temprana. En los países de la OCDE, alrededor del 16% de los estudiantes no completan su educación secundaria.1 En América Latina y el Caribe, uno de cada seis niños ya no asiste a la escuela, a más tardar hacia la edad de los 14 años. La tasa de abandono escolar es aún mayor entre los alumnos de más edad.2 Estas alarmantes estadísticas tienen importantes consecuencias tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto. A diferencia de los graduados de secundaria, los no graduados (es decir, los desertores)  tienen más probabilidades de: a) tener mayor dificultad para encontrar un trabajo, b) ser beneficiarios  de prestaciones de bienestar social y de desempleo, c) experimentar más problemas de salud física y mental) están menos involucrados en sus comunidades, y e) convertirse en padres de niños que están en mayor riesgo de experimentar problemas en la escuela y abandonar también, lo cual refuerza a su vez un ciclo negativo. A nivel de la sociedad, se estima que una sola deserción escolar puede costar entre $ 243,000 y $ 388,000 (US $). Dada la asociación entre el abandono escolar temprano y estas consecuencias negativas personales y financieras, es imprescindible entender los caminos hacia el éxito académico y la graduación escolar e identificar tanto los riesgos ambientales como los factores protectores del niño.

¿Qué sabemos?  

La primera infancia representa un período crítico de desarrollo durante el cual los niños desarrollan una serie de habilidades pre-académicas (por ejemplo, lectura, reconocimiento de letras) y capacidades socio-emocionales (por ejemplo, capacidad de seguir instrucciones, inhibir impulsos, regular emociones y enfocar atención) lo cual los prepara  para adaptarse bien en la escuela y beneficiarse de sus experiencias de aprendizaje. Sin embargo, dependiendo de una variedad de factores, algunos niños experimentan déficit en la preparación escolar y comienzan la escuela ya detrás de sus compañeros de la misma edad en términos de habilidades cognitivas y sociales-emocionales básicas. Se estima que el 26% de los niños en Québec tienen déficits cognitivos y socio-emocionales significativos en la entrada a la escuela. A su vez, estos niños que también manifiestan pobres habilidades de lenguaje y alfabetización (por ejemplo, dificultades para reconocer y usar los sonidos de las palabras habladas) corren mayor riesgo de experimentar dificultades académicas. Del mismo modo, los niños que tienen dificultades sociales (por ejemplo, congeniar con sus compañeros y maestros), emocionales, (por ejemplo, controlar las emociones negativas) y de comportamiento (por ejemplo, falta de atención, agresión, oposición) demuestran un menor ajuste escolar y rendimiento. Desafortunadamente, esta "brecha de logros" no desaparece con la escolaridad, sino que se amplía con el tiempo y, en última instancia, puede disminuir la motivación de los estudiantes y así aumentar  sus probabilidades de desertar tempranamente de la escuela.

Las dificultades de aprendizaje de los niños y los problemas de comportamiento en la entrada a la escuela no se ven influenciados únicamente por sus características personales, sino también por la dinámica familiar durante los años preescolares. Los padres de los estudiantes que abandonan la escuela suelen estar menos involucrados y exigentes con sus hijos, brindan menos apoyo educativo y son menos propensos a modelar el logro de la educación. Dependiendo de sus propios antecedentes educativos y / o culturales, también pueden tener habilidades limitadas para ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades tempranas que sean conducentes al aprendizaje. Finalmente, la parentalidad severa, incoherente o coercitiva puede perjudicar el desarrollo en la  regulación emocional y el control de  impulsos.

A pesar de estos factores de riesgo, existen varios factores protectores para inhibir el abandono escolar prematuro. Por ejemplo, la participación en programas de educación de la primera infancia (EPI) puede mejorar la preparación escolar de los niños y el rendimiento escolar. Además, las relaciones positivas con los compañeros y los maestros pueden proteger a los niños contra la deserción escolar, ya que está asociada con el compromiso y la motivación escolar, dos predictores importantes de la terminación de la escuela secundaria que son independientes del rendimiento académico. Finalmente, el ajuste escolar de los niños también puede ser facilitado cuando existe una asociación positiva entre el hogar y la escuela y cuando los padres complementan el aprendizaje del  aula con experiencias positivas de aprendizaje en el hogar.

¿Qué podemos hacer?

Considerando que casi el 64% de las madres de niños pequeños están insertas en el mundo laboral, tanto en Canadá como en los Estados Unidos, y que la mayoría de los niños menores de cinco años asisten a algún tipo de jardín infantil, existe la necesidad de desarrollar programas eficaces y de calidad de educación de la primera infancia. Típicamente, los programas más eficaces comparten las siguientes características:

  1. Se centran en los niños pequeños (es decir, se inician en la infancia).
  2. Están bien organizados y cuidadosamente planificados (es decir, tienen una buena relación personal-niño y maestros calificados).
  3. Son intensivos e individualizados.
  4. Combinan componentes centrados en el niño y los padres.
  5. Se enfocan en las habilidades académicas y sociales- emocionales (lenguaje, alfabetización y autorregulación).
  6. Se adaptan a las características culturales y socioeconómicas de las comunidades.
  7. Se dirigen al desarrollo global de los niños.
  8. Adoptan un enfoque equilibrado al incluir períodos tanto de aprendizaje estructurado como de juego libre. Por último, para garantizar la accesibilidad y la asequibilidad de estos programas, es necesario elaborar políticas para fomentar la participación generalizada de los niños de diversos orígenes en la EPI. Asimismo, los responsables de formular políticas deben revisar las políticas y prácticas escolares existentes para examinar de qué manera pueden estar contribuyendo a las dificultades escolares tempranas que eventualmente conducen a la deserción de la escuela secundaria (por ejemplo, políticas de retención).

Referencias

  1. OECD. Education at a Glance 2012: Highlights, OECD Publishing. http://www.oecd-ilibrary.org/education/education-at-a-glance-2012_eag_highlights-2012-en. Published September 11, 2012. Accessed February 22, 2017.
  2. UIS, UNICEF. Finishing school: A right for children's development: A joint effort. http://www.uis.unesco.org/Education/Documents/oosci-lac-executive-summary-2012-en.pdf. Published 2012. Accessed February 22, 2017. 
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Lectura adicional

¿Qué puede obstaculizar el éxito escolar de los niños pequeños?

La trayectoria hacia el éxito escolar comienza tan pronto como los niños son concebidos, y están influenciados por la genética y el medio ambiente. En el preescolar, podemos predecir qué niños tendrán problemas de comportamiento y aprendizaje en la escuela primaria, basados en sus características individuales, sus padres y la dinámica familiar.

Predictores de problemas académicos incluyen:

  • Trastornos del lenguaje y la alfabetización, incluyendo dificultades para reconocer y usar los sonidos de las palabras habladas antes de los seis años
  • Déficit de la atención 
  • Dificultades sociales (por ejemplo, llevarse bien con sus pares)
  • Dificultades emocionales (por ejemplo, control de las emociones negativas, agresión, falta de autorregulación)
  • Entorno familiar en riesgo (por ejemplo, pobreza, mono parentalidad) y padres en situación de pobreza.

Estos factores de riesgo se combinan de forma aditiva o interactiva para predecir las dificultades escolares. Es importante destacar que algunos de ellos pueden ser superados o mitigados por buenas habilidades sociales, estrechas relaciones entre compañeros y adultos y una disciplina positiva pero firme.

Publicaciones

El éxito escolar y el éxito académico: el impacto de las competencias sociales y emocionales tempranas

Vínculos entre la primera infancia, el éxito escolar y la graduación en la escuela secundaria

Finalización de la escuela / logro escolar como resultados del desarrollo de la primera infancia: Comentarios de Vitaro y Hymel y Ford